Los Momoxtles

PUBLICADO POR MARIO F. DELGADO CASTRO
fuente: https://libroleyendasdeteloloapan.blogspot.com/

En el Municipio de Teloloapan, Guerrero, y en varios lugares de los alrededores del mismo, se pueden encontrar a una gran cantidad de momuxtles (hay quien los conoce como mumuxtles). Hay momuxtles enormes, medianos y pequeños. Pero… ¿qué son los momuxtles? Estos son como una especie de tumbas, donde nuestros antepasados acostumbraban enterrar a sus muertos. Al momento de enterrarlos, lo hacían depositando junto al cadáver de su ser querido todos los objetos de valor que el difunto poseía. Estos objetos eran, desde piedras preciosas finamente talladas, hasta objetos de oro y figuras de deidades hechas de jade, plata, rubíes, etc.

También se acostumbraba a enterrar a los difuntos con los objetos que utilizaba en vida. Es decir, si era un guerrero se le colocaba a un lado sus utensilios de guerra, tales como lanzas, escudos, cuchillos, flechas, hachas, macanas, etc. Si era un noble, se le colocaban todas sus pertenencias valiosas como collares y brazaletes de oro, cuchillos con empuñaduras de plata y oro, utensilios de jade, etc. Y si el finado era un rey o alguien cercano a él, se le colocaba enormes cantidades de joyas preciosas y figurillas de sus dioses, hechas de oro, jade y rubíes.

Esto lo hacían sólo con las personas que se acaban de mencionar, pues la mayoría de la gente era enterrada en fosas comunes y corrientes, y sólo con algunos cuantos objetos de valor u objetos simbólicos, tales como amuletos y figurillas, que se suponía que los protegerían de todo peligro y los guiarían en su trayecto hacia el otro mundo. Esto último también lo hacían todos los personajes, desde ciervos, guerreros, nobles y gobernantes o reyes. Pero la gran diferencia era que a los nobles, reyes y gobernantes, los enterraban en una tumba muy amplia, la cual, por lo regular, se ubicaba en lo alto de algún cerro, o en un lugar especial que era indicado por el sacerdote o chamán de la tribu. Una vez escogido el lugar se hacía el hoyo donde era enterrado el difunto, junto con todos los objetos antes mencionados. Posteriormente se cubría la tumba y al final se le colocaba encima un gran montón de piedras, con el objeto de protegerla de cualquier saqueo. Pero estas piedras no se colocaban al azar, sino que eran colocadas una por una, cuidadosamente, una sobre la otra en varias filas y columnas trazadas de una manera exacta y meticulosa, quedando al final una hermosa tumba o momuxtle, los cuales por lo regular miden aproximadamente tres metros de largo por uno y medio de ancho. Esos momuxtles tienen la forma de una tumba, con la diferencia de que no está hecha al ras del suelo, sino que tiene una altura que va desde los dos hasta los tres metros.

Aunque por supuesto también hay momuxtles mucho más pequeños, de un metro y medio de altura y unos dos metros de largo. Pero todos ellos son iguales: son cubiertos de piedras azules cuidadosamente colocadas, unas grandes, otras medianas y otras más pequeñas, pero todas colocadas en su lugar preciso, lo cual hace de estos momuxtles verdaderas obras de arte.

Algunos momuxtles están pegados con un material que no es ni cemento ni cal, pero que es tan bueno o aun mejor que el cemento actual. Algunos otros momuxtles sólo están hechos de piedra, finamente tallados y cuidadosamente acomodados, por lo que el paso de los siglos no ha hecho mella en ellos, pues se conservan intactos. Sólo unos cuantos tienen algún deterioro en sus orillas, pero esto se debe a que algunos buscadores de tesoros les han quitado alguna parte de la piedra que los cubría.

Sea como sea, hay decenas de estos momuxtles en los alrededores de Teloloapan y en los cerros de algunos poblados cercanos. Esta gran variedad de momuxtles se debe a que fueron hechos por las cuatro culturas principales que habitaron hace años esta región. Estas culturas fueron los mexicas, los chontales, los cohuixcas y los cuitlatecos. Según datos históricos, los chontales fueron atacados por los mexicas, quienes los sitiaron por varios días, hasta que al final casi los exterminaron por completo, pues se dice que en dicha batalla murieron cerca de cuarenta mil chontales. Los mexicas, ávidos de sangre, no respetaron a nadie y asesinaron a hombres, mujeres y niños por igual; inclusive mataron a los perros, guajolotes y a todos los animales domésticos que encontraron.

La importancia que Teloloapan tenía en aquellos tiempos consistía en sus manantiales de agua, sus riquezas minerales y el tributo, lo que motivó que hubiera muchas muertes. Es por esto que existen decenas de momuxtles en sus alrededores. La mayoría son visibles, pero hay otros que no se pueden observar a simple vista al estar ocultos bajo tierra, ya que el paso del tiempo las lluvias y los deslaves los dejaron sepultados.

A estos sólo es posible encontrarlos por medio de un péndulo, o con ayuda de una varita adivinatoria, o vara mágica como le llaman algunos. También se dice que algunos están malditos, pues se asegura que los chamanes o brujos hacían ciertos rituales mágicos para proteger los restos de los difuntos y sus pertenencias y que ése es el motivo de que muchas personas, cuando van a excavar un momuxtle, oigan voces, ruidos extraños, gruñidos de animales y gemidos lastimeros, o vean personas o animales que aparecen y desaparecen misteriosamente, o que algunas veces se sienta una corriente de aire frío, las fogatas se apaguen solas y los perros comiencen a aullar de terror, provocando que los buscadores de tesoros huyan despavoridos, dejando los momuxtles a medio abrir.

Cuentan que existen varias formas de contrarrestar todo lo anterior. Posteriormente, por si alguien se interesa, diré como hacer una varita mágica para encontrar tesoros o pozos de agua. También mencionaré cómo protegerse para no ser afectados por los espíritus guardianes de los momuxtles. Aquí mencionaré algunos lugares donde existen momuxtles, por si alguien se anima y quiere ir a verlos de cerca; si estando ahí se anima a excavar en busca de los tesoros que los antepasados guardaron, lo dejo a su consideración. Sólo le pido que tenga cuidado, porque puede ver y oír cosas que lo pueden atemorizar.

Cuentan los que saben, que hay un momuxtle en el lado oriente de Teloloapan, cerca de la gasolinera de Mexicapán, por la carretera que va al poblado de La Magdalena. Ahí hay un cerro mediano, el cual tiene una enorme cantidad de piedras grandes que se ven desde lejos. Una de estas piedras tiene la forma de una cabeza de águila. Esta cabeza sólo es visible desde el aire, es decir, si la ven desde un cerro lejano o desde arriba de un árbol. Es muy difícil verla de cerca, pues la gran cantidad de rocas y árboles dificultan la visión. Pero si usted logra encontrarla, siga la mirada del águila, observe bien hacia qué lugar está mirando y diríjase hacia allá. Ahí está un hermoso momuxtle, de unos tres metros de largo, uno y medio de ancho y unos dos metros de altura. Es un momuxtle perfecto, hecho con piedras azules, las cuales están pegadas en algunas partes con un material parecido al cemento.

También hay un momuxtle oculto bajo tierra. Para poder encontrarlo tienen que subirse hasta la cabeza del águila y, una vez ahí, poner una moneda o un espejo redondo en el ojo izquierdo de la roca. Esto deben de hacerlo cuando el sol empiece a declinar, es decir, de las cuatro de la tarde hasta las seis más o menos. Deben esperar pacientemente una señal. Esta señal consiste en que a determinada hora de la tarde, el sol refleja sus rayos en el ojo izquierdo del águila, o sea ahí donde le va a colocar la moneda o espejo. Entonces, el espejo desvía los rayos del sol y los proyecta hacia el noreste. Justo ahí, en ese lugar, se puede observar que de la tierra se eleva un pequeño fuego. Ésa es la señal. Allí está enterrado en un momuxtle uno de los principales reyes prehispánicos. Pero para llegar a él tiene que darse prisa, pues sólo cuenta con siete minutos antes de que se apague el fuego y después, por más que busque, no lo encontrará.

Si usted tiene suerte de llegar a ese lugar antes de que el fuego se apague, tiene que hacer lo siguiente: cuando esté a pocos metros del fuego, haga la señal de la cruz con su mano derecha; entonces acérquese y, si lleva gorra o sombrero, póngalo encima del fuego. Éste se apagará instantáneamente, pero en su lugar quedará dibujada la forma de la prenda. Ésa es la señal que le indicará el lugar exacto donde está el momuxtle. Entonces vaya por sus herramientas y empiece a escarbar, pero hágalo rápido, pues la señal sólo dura poco tiempo. Si usted se va y regresa a los dos o tres días la señal desaparece, pues sólo queda grabada un solo día; y si no se apresura a escarbar, ya no vuelve a verla. Aunque usted se suba de nuevo a la cabeza del águila y le ponga el espejo, ya no volverá a verla jamás. Y es que esa señal sólo se manifiesta una sola vez a cada persona, y si no aprovecha su oportunidad, ya no se le vuelve a presentar otra.

Hay otros tres momuxtles cerca del poblado de Acatempan. Ahí, a las orillas del pueblo hay un ojo de agua que surte a varios poblados; si usted va y camina hacia el este, a pocos kilómetros se encontrará con una cueva o caverna. Camine otro poco, ahora hacia el sureste, y se topará con un momuxtle grande de tres metros, el cual lamentablemente tiene muchas huellas de destrucción. Para llegar al otro momuxtle parta de ahí mismo, caminando hacia el suroeste unos setecientos metros, luego desvíese un poco al noroeste y se topará con unas piedras en forma de cuernos. Siga la dirección hacia la que apuntan los cuernos y encontrará un montón de árboles y arbustos pequeños rodeados de rocas. Agarre su machete y corte algunas ramas y arbustos. Tenga cuidado, porque de repente se encontrará ante un agujero de un metro y medio de diámetro y unos tres metros de profundidad. Baje usted con cuidado, pero lleve lámparas porque está muy obscuro. Al principio usted puede caminar erguido, pues la cueva está alta, pero después tiene que agacharse, porque se hace más pequeña.

Siga caminando un poco hasta que se encuentre dos caminos, uno a la izquierda y otro a la derecha. Siga el camino de la derecha, se hace muy angosto y tiene que avanzar a gatas, pero más adelante se hace amplio y usted ya puede pararse. Tenga cuidado, ya que hay muchas estalactitas en la cueva.

Estas recomendaciones se las hago porque, hace algún tiempo, exploramos esa cueva. Éramos siete; tres tíos, mi papá, dos primos y yo. Afuera de la cueva se quedó mi abuelito, pues si no salíamos él iría en busca de ayuda. Pero sí salimos todos, aunque demasiado asustados, invadidos de un temor extraño y sin ganas de volver a ese lugar, a pesar de que sólo llegamos al punto que le narro.

Cuando nos retirábamos y meditábamos nuestra aventura, encontramos un viejecillo en el camino que, enterado de todo, contó lo siguiente:

“A quien desee entrar, cuando deje atrás las estalactitas, observe hacia el techo y verá dibujado a un personaje con una lanza en su mano derecha. Siga la dirección que le indica la lanza y se topará con una pequeña montaña de rocas. No se desanime. Tantee con su mano todas las rocas, hasta que note que está tocando como una cara humana. Toque la nariz, los ojos y busque las orejas. Estas orejas son como dos argollas grandes. Coloque una mano en cada oreja y empuje con las dos manos a la vez hacia su lado derecho. Entonces notará que las rocas se mueven, dejando al descubierto una pequeña puerta. Acérquese a ella y empújela por el lado de arriba, de la parte superior derecha, y vera cómo esta puerta se abre. Introdúzcase en el interior, y alumbre hacia el centro con su lámpara.

“Ahí verá un hermoso momuxtle. Pero tenga cuidado, ya que en la cabecera está una enorme estatua de un guerrero con cara de jaguar, el cual tiene en su mano derecha un enorme puñal de piedra de obsidiana. Este guerrero, parece mirarlo, pues si usted se mueve, los ojos del guerrero jaguar siguen todos sus movimientos. A unos tres metros, al costado derecho de la tumba o momuxtle, está otro guerrero, pero con la cabeza en forma de águila, el cual tiene en su mano derecha una macana. Este también parece seguir todos los movimientos de las personas. Si usted se acerca al momuxtle y lo toca, el guerrero jaguar y el guerrero águila, mueven su cabeza hacia la dirección en que usted está, y parecen mirarlo amenazadoramente. Si eso no es suficiente para asustarlo a usted, y decide tratar de quitar una piedra del momuxtle, entonces, los ojos del guerrero jaguar brillan intensamente, y de ellos brotan dos rayos color rojizo que son como descargas eléctricas, pues si llegan a tocarlo, pueden causarle serias quemaduras. Si a pesar de eso sigue usted tratando de abrir el momuxtle, entonces el guerrero águila gira repentinamente la cabeza hacia el lugar donde usted esté, y su mano derecha sube y baja tres veces rápidamente, empuñando amenazadoramente su macana. Y estos son sólo algunos de los peligros que lo acechan.”

Después de decir esto el viejecillo se retiró.

Si usted encuentra ese momuxtle y quiere sacar el tesoro oculto en él, hágalo, ya tiene las señas para que pueda encontrarlo.

El otro momuxtle está en el “Cerro de las Campanas”.

Hacia el norte del cerro hay un tiamate amarillo, cuyo tronco parece un cuerpo humano y tiene dos enormes ramas a los lados, las cuales asemejan los brazos de una persona. En la rama derecha hay una rama pequeña que parece un dedo pulgar; siga la dirección de ese dedo y ahí encontrará un momuxtle pequeño. Ése si está intacto, pues al parecer nadie se atrevió a excavarlo.

Éstas son sólo unas cuantas ubicaciones de algunos momuxtles, pero si usted decide recorrer los cerros de alrededor de Teloloapan seguramente encontrará muchos más, ¡pero tenga cuidado!, vaya preparado porque probablemente se encontrará con ciertos fenómenos paranormales, espíritus o como quiera usted llamarlos, los cuales tratarán por todos los medios de evitar que usted se apodere de las riquezas que están ocultas al interior de esos momuxtles.

Y con este último relato me despido de ustedes, esperando que hayan disfrutado de estas narraciones, las cuales nos transportan a diferentes épocas, nos hacen viajar al pasado, pero también nos sitúan en el presente y nos hacen soñar con el futuro. Actualmente me encuentro recopilando más información, viajando a distintos lugares de la zona Norte de Guerrero, por lo que pronto los sorprenderé con otra serie de relatos fantásticos de nuestra tierra. Esté usted pendiente de su próxima publicación. ¡Hasta la próxima…!